Este es un sencillo experimento sobre la tensión superficial del agua. La tensión superficial es como una piel que recubre el agua, y por eso verás en los arroyos a los zapateros, esos bichos que andan por encima del agua. Lo consiguen gracias a unos pelos impermeables que tienen en las patas que no rompen la tensión superficial. Esos pelos de los zapateros hacen que todo el peso del animal se reparta por una superficie más grande, disminuyendo la presión.
Primeramente, en un cazo, o en el lavabo mismo lleno de agua, intentad hacer flotar la aguja sin ayuda. Comprobaréis que es muy difícil, o casi imposible. Lo que tenéis que hacer es coger una de las capas en que está dividido el papel higiénico, o una de las capas de una servilleta, o algún papel que se empape en el agua (el papel de escribir no vale). Depositáis la aguja encima del papel, y dejáis el papel en el agua, depositándolo perpendicular con la superficie del agua (el agua debe de estar en total reposo). El papel pronto se empapará, y se hundirá dejando la aguja a flote. Si tarda, podéis ayudar al papel a hundirse, por los bordes. La misión del papel es que el primer contacto que tenga la aguja con el agua sea muy suave, y completamente en perpendicular con la superficie.
En el momento en que la aguja esté flotando en el agua, la tensión superficial sostiene la aguja (a pesar de que ésta sea de metal) porque el peso de la misma se reparte sobre toda su superficie. Es decir, el peso de la aguja se reparte sobre una superficie muy grande, y la presión que ejerce la aguja contra la tensión superficial del agua es poca. No pasaría eso si dejamos caer la aguja de punta, porque todo el peso de la aguja se reparte en un área muy pequeña, y la presión que ejerce la aguja es muy grande. ¡¡¡UUUffff!!!, ¡¡¡espero haberme explicado bien!!!
Para romper la tensión superficial existen unos productos, que son muy comunes, por ejemplo, el jabón. Si a esa aguja, a su lado, echamos un poco jabón líquido, éste rompe la tensión del agua y la aguja se hundirá. Es por eso que se utiliza para lavar las manos, porque el agua con jabón, digamos que "moja más". No sé si sabré explicarlo. De modo que si en el arroyo donde está el zapatero, echamos jabón, éste romperá la tensión del agua y se hundirá. Pero no lo hagáis, porque los zapateros no saben nadar. Haced el experimento sólo con la aguja.